Cómo reconocer un marisco de calidad: claves que marcan la diferencia
El marisco es uno de los grandes tesoros gastronómicos de Galicia, pero no todo el marisco es igual. Saber identificar la calidad y frescura de estos productos del mar es fundamental para disfrutar de su sabor auténtico y de todas sus propiedades.
El primer indicador es el olor: un marisco fresco debe oler a mar, limpio y salino, nunca a amoníaco o a pescado fuerte. El color también es revelador; debe ser natural y brillante, sin tonos apagados ni manchas. En el caso de crustáceos como la nécora o el bogavante, la cáscara firme y dura indica buena salud y frescura.
La textura es otro aspecto esencial. Al tocarlo, el marisco debe ser consistente y elástico, sin sensación viscosa. En moluscos vivos, como las almejas o los berberechos, es importante que las conchas permanezcan cerradas o se cierren al tocarlas, señal de que están vivos y frescos.
No hay que olvidar el origen: el marisco gallego cuenta con un reconocimiento internacional por su calidad y sostenibilidad. Preguntar por su procedencia y temporada es una buena práctica para asegurarse de disfrutar un producto auténtico y responsable.
En O’Grelo, cuidamos cada detalle del proceso —desde la selección en lonja hasta la presentación en mesa— para que cada bocado conserve ese sabor único del Atlántico. Porque el secreto de un buen plato empieza siempre con un marisco fresco y de calidad.